Tener miedo a iniciar, a emprender lo que sea, un viaje, una relación, un nuevo empleo…y por supuesto algo de lo que te arrogas gran parte de la responsabilidad como confiar en una idea o intuición tuya es natural, consustancial al ser humano, sino serías una persona irresponsable, temeraria,..
El miedo forma parte de nosotros y de nuestros sistemas, hemos construido nuestra historia sobre una lucha para afrontar los infinitos miedos: a los dioses, a la naturaleza, a la vida, a la muerte, al imprevisto, al futuro, al dolor,…
Si a ello le sumas determinados condicionantes históricos, familiares, sociales, económicos,… externos que no facilitan o acompañen tu impulso, el camino a transitar se puede hacer muy largo y muy “cuesta arriba” para avanzar en el desarrollo de una idea hasta que se convierta en un proyecto y alcance una potencial viabilidad.
¿Y miedo a qué?
El miedo tiene múltiples manifestaciones que se irán mostrando a medida que vayas avanzando en tu idea, por ejemplo, al principio puede surgir la ignorancia al considerar que no sabes lo suficiente sobre aquello que deseas emprender o la falta de experiencia si sientes que no tienes todas las habilidades necesarias, luego se le puede añadir la incertidumbre, al no saber si tu idea funcionará o si habrá clientes o si te pagarán, el miedo al fracaso o temor a perder tu dinero, tiempo o la aprobación de otros, está demasiado extendido en nuestra sociedad o al final se van a acumular todos tus miedos hasta dejarte paralizado.
No olvides que el miedo es irracional, atiende a una parte del cerebro límbico o instintivo, no se hace consciente en una primera manifestación por lo que no podrá ser abordado en primer instancia desde un pensamiento lógico o racional.
¿Y cómo podemos vencerlo?
Te propongo varios caminos compatibles e interdependientes entre ellos.
El principal y básico es re-conocerlo, no evitarlo, invitarlo a participar en su justa medida virtuosa: la prudencia. El miedo es un sentimiento básico que nos puede ayudar si lo enfocamos solo en aquellas áreas que consideramos que debe permanecer…
El antídoto básico es: mostrarlo, darle expresión, expresarlo… para acotarlo y eliminar su componente “misterioso”, ambiguo e omnipotente que pueda llegar a paralizarnos. Al familiarizarnos con él, compartirlo, darle espacio… se reduce su intensidad. Es como cuando teníamos miedo a entrar en un cuarto oscuro o no podíamos dormir por la noche, pedíamos a mamá que nos acompañara y el simple hecho de su presencia hacía que nos relajaramos lo suficiente para dormirnos…
Una vez hemos podido darle expresión podemos afrontarlo con otras herramientas vinculadas con nuestro pensamiento lógico-racional, que en el caso de emprender un proyecto podrían ser:
- Empieza pequeño: no tienes que lanzarte con todo de golpe. Una validación mínima de tu idea puede darte confianza.
- Infórmate y planifica: cuanto más claro tengas los pasos, menos espacio habrá para la incertidumbre.
- Acepta el error como aprendizaje: casi todos los emprendedores fallan en algo antes de encontrar lo que funciona.
- Rodéate de apoyo: hablar con otros emprendedores, mentores o amigos puede ayudarte a no sentirte solo.
- Trabaja tu mentalidad: el miedo nunca desaparece del todo, pero se puede aprender a actuar a pesar de él.
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ESCRITO POR Sergio Borrás
Acompañando a personas y organizaciones en Kairos Inserta
@sergioborras